Add parallel Print Page Options

Más bien, según fuimos aprobados por Dios para ser encomendados con el evangelio, así hablamos; no como quienes buscan agradar a los hombres sino a Dios quien examina nuestro corazón. Porque, como saben, nunca usamos palabras lisonjeras ni tampoco palabras como pretexto para la avaricia; Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de parte de los hombres, ni de ustedes ni de otros; aunque podríamos haberles sido carga como apóstoles de Cristo.

Read full chapter